Te pasas
toda la vida buscando la felicidad, sin entender porque ella te rehúye. Finalmente acabas viendo los días pasar,
dejas de creer en la felicidad, en el amor, en todo. De repente cuando pensaste
que las cosas ya no podían ir a peor te enamoras. Te enamoras de un chico que
ya tiene novia y aunque sigues sin creer en la felicidad, sabes que el amor
existe. Tus días repletos de lagrimas por él no acaban. No ves el final de tu
sufrimiento, pero para cuando ya te has
acostumbrado a todo ese dolor, aparece alguien, alguien que te tiende la mano,
que te seca las lágrimas, que te comprende… Te acercas a esa persona que te
transmite seguridad y felicidad. Quieres estar a su lado, pero sabes que tu
corazón va por otro lado y eso no entraba en sus planes. Mientras tú buscas lo
mejor, tu corazón solo sigue instintos. Dejas pasar el tiempo pensando que
algún día olvidaras a esa persona que te hizo tanto daño en el pasado, pero no
es así, y sabes que por mucho tiempo que pase, no dejaras de pensar en el. Comienzas
a acostumbrarte a pasar días al lado de la persona que te cuida, pero mientras él
te arropa y te abraza, tú cierras los ojos e imaginas que no es él. No quieres
abrir los ojos y darte cuenta de que te has acostumbrado a algo que no te
gusta.
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